el texto en su idioma natal y no tratar de impresionar a su congregación con el griego. Por otro lado, aun cuando el predicador o maestro entiende de qué está hablando, a veces no logra explicarlo bien a la congregación, porque la predicación o enseñanza bíblica en la iglesia local no es, ni debe ser, una lección de griego. Por ejemplo, si algún día algún lector de este artículo decide predicar sobre la parábola del hijo pródigo, no tiene que explicar el polyptōton a sus oyentes. Tampoco tiene que
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